Taller
Hablar y escuchar: lo urgente frente a lo importante
“Cuando éramos niños solíamos decir que palos y piedras rompen huesos pero las palabras no pueden hacer daño. Difícilmente podría inventarse una información psicológicamente más falsa. Quienquiera que haya oído cómo se destruía una reputación por obra de las murmuraciones o cómo un ser humano se convertía en un paria por obra de los explotadores de determinados prejuicios, sabe que las palabras deben manejarse con mucho más cuidado que los palos y las piedras”
Bernardo W. Overstreet, El pueblo de la libertad.
Comunicarse con efectividad sigue siendo uno de los desafíos fundamentales de esta hora.
La comunicación es tan necesaria para la salud física, mental, emocional y psicológica del individuo como el alimento o el aire que respira. La comunicación eficaz no es innata, se enseña y se aprende.
De actos comunicativos poco honestos, irrespetuosos o ineficaces surgen la mayoría de los conflictos que atravesamos día a día, al interactuar con otros, tanto familiar como profesionalmente.
Los recursos para lograr comunicarnos adecuadamente están en nosotros mismos, en nuestro interior, sólo es necesario conocerlos, fortalecerlos y ponerlos en práctica.
La urgencia de la inmediatez en la que nos sumergimos cotidianamente, nos hace olvidar lo realmente importante: detrás de cada interlocutor, hay una persona que sufre, goza y espera ser comprendida: difícilmente podremos usar adecuadamente la palabra si no hemos aprendido a escuchar despojadamente, esto es, sin querer tener la razón ni suponer ser el dueño de todas las verdades.
Cuando podemos practicar la humildad en nuestra forma de comunicarnos hacemos el esfuerzo de escuchar y de aceptar a los demás. Cuanto más se acepte a los demás, más se tendrá a esa persona en gran estima y más se la escuchará. Una palabra humilde tiene el significado de miles de palabras.
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